Nota de Cata
Hay que admitir que Italia, además de haber legado al mundo la pizza, la pasta, la mafia, los políticos esperpénticos y numeroso arte al borde de la ruina en sucias ciudades atestadas de turistas; también ha legado algo mucho menos conocido y que nos atañe mucho más en este blog: los tintos con burbujas fáciles de beber y con tendencia más o menos acusada hacia lo dulce.
Quizá, el mayor exponente del tinto dulce con burbujas sea el archiconocido, vilpendiado y menospreciado, alguna veces de forma injusta, Lambrusco. Un vino que transformado en una caricatura lowcost, es decir, en tintorro con gas añadido muy lejano a su origen real, ha triunfado en el mundo entero. Tintorro con gas con el que se riegan desde hace años cenas y más cenas en pisos de estudiantes y complemento ideal de la pasta con atún y tomate Hacendado.
Sin embargo, la tradición vitivinícola italiana en el tinto con burbujas no queda limitada, aunque sí desdibujada, por el ubérrimo Lambrusco de 1,50€ la botella, pues éste tiene primos por toda la geografía italiana. Buenos ejemplos son los Fragolino, los Gragnano o los Sangue di Giuda.