domingo, 29 de junio de 2014

El Gordo del Circo

Nota de Cata

Después de un parón, fruto del exceso de trabajo y de una próxima partenidad que me lleva un poco atareado, volvemos con otro vino de Casa Rojo, la bodega sin viñedos propios

Si en la anterior entrada catábamos su Macho Man Monastrell, esta vez ha tocado cambiar el tercio y probar El Gordo del Circo. Pasando así de tinto a blanco; y subiendo desde un Jumilla levantino a un Rueda castellano. No es mal trayecto.

La idea tras El Gordo es muy parecida a la que ya comentamos que había tras Macho Man: un nombre sonoro y pegadizo, unido a una etiqueta de Eduardo del Fraile con aspecto de comic antiguo, que lo proyectan  junto con su primo Macho en el grupito, cada vez más abundante, de vinos modernos y un poco gamberros donde además de los que citamos en la anterior entrada hay muchos más: Beberás de la copa de tu hermana, Tetas de la Sacristana, María de la O...

No obstante, quiero insistir, que en todo ese grupo, que a falta de un nombre mejor, llamaré de vinos marketinianos, hay intentar siempre ver más allá del continente y centrarse en el contenido. 

El continente es una técnica de venta más. Ya hablamos en el artículo Objetividad y Subjetividad en el vino que hemos llegado a un punto donde con hacer buen vino no es suficiente, entre otros porque cada día es más complicado hacer mal vino, y en consecuencia hacen falta mecanismos de diferenciación para ser capaces de captar la atención del público, sobre todo de público que no tiene por hábito beber vino y que es el gran mercado a conquistar.

Por ello, superado ese punto, es decir, una vez que lo tenemos en nuestras manos, hay que olvidarse de la etiqueta, del nombre, de si la botella es clásica o moderna, e ir a lo que verdaderamente: lo que hay dentro. Y en este caso concreto, valorar si El Gordo del Circo tuviese un nombre tan poco comercial como Verdejo "La Seca" qué pasaría con él. ¿Merecería igual nuestra atención?  A tenor del resultado: Sí. Por ello, vamos a explicar los motivos.

lunes, 10 de febrero de 2014

Macho Man Monastrell 2012

Nota de Cata


En Casa Rojo, la bodega sin viñedos propios, sin duda, han encontrado una fórmula interesante y, poco a poco, se erigen como verdaderos expertos en el arte de coordinar la elaboración de buenos vinos de pequeñas bodegas-cooperativas, envolverlos en marketing elegante y posicionarlos entre lo interesante del momento: Alicante, Priorat, Cava, Jumilla, Rueda... y así hasta doce denominaciones de origen.

En el caso de Macho Man, la elección del nombre, unida a una etiqueta de Eduardo del Fraile con aspecto de comic antiguo, lo hace destacar en un mercado cada vez más saturado de referencias; colocándolo en ese grupito de vinos modernos y un poco gamberros en los que ya habitaban La Bruja Avería, El Hombre Bala, Mujer Cañón, Comando G, El Perro Verde, Qué bonito cacareaba o Gallinas y Focas, por citar algunos.

Pero si lo traigo hoy a escena no es por su nombre, ni por su etiqueta. No nos engañemos, en este vino hay que ir más allá del packaging; y en Macho Man Monastrell, abreviado como MMM, el contenido es aún más interesante que el envoltorio. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Popurrí: Juan de Juanes Chardonnay, Célebre, Casa Nueva y Blanco Nieva Pie Franco

Llevo unos meses un tanto errático, por eso me váis a permitir que haga un breve popurrí de lo más interesante que he probado en este tiempo. 

Juan de Juanes Vendimia Oro Chardonnay 2012. Blanco Chardonnay con fermentación en barrica de roble francés y posterior crianza sobre lías durante 5 meses. Vino interesante, de precio bastante contenido para su gama (~5€) y que se puede adquirir fácilmente en Carrefour. Color dorado y limpio. Aromas ligeramente especiados con toques dulces, roble y fruta de hueso madura. En boca destaca por ser sedoso, glicérico, co un buen punto de acidez que lo hace fresco y en la parte negativa, algo corto en su final. No obstante, una buena opción para acercarse al mundo de los blancos fermentados en barrica.

Célebre 2010. La novedad de estos dos últimos años en Jumilla se llama Crápula Wines. Novedad a la que ha contribuído en gran medida Peñín y sus puntos (93 a este Célebre). Este vino el más básico de la familia Crápula con un precio que se mueve entorno a los 5€ aunque para conseguirlo haya que recurrir a internet. Coupage de Monastrell, Syrah y Petit Verdot, con 4 meses de crianza en barrica de roble francés. Color cereza intenso de capa media-alta. Aromas a frutas rojas, buena intensidad, agradable en nariz, ligeros especiados. En boca es un vino sabroso, con mucha fruta, agradable de beber, aunque con unos taninos, al menos en nuestra botella, excesivamente marcados. No obstante, muy buena RCP y una buena elección para acercarse a la Monastrell. Reservo una entrada más amplia para sus hermanos mayores NdQ Selección y Crápula Soul.

Casa Nueva 2005. Rosendo Hellín es un pequeño grande del mundo del vino. Vinos ecológicos elaborados con esmero, cariño, en petit comité, casi sin hacer ruído pero con unos resultados muy buenos. Vinos fuera de los lineales, fuera de los circuitos de distribución habituales: unicamente su web (http://www.enoturismomainetes.com/) y su pequeña bodega desde la que atender a todos sus fieles clientee. Sin duda otra forma de entender el mundo del vino. Casa Nueva es un coupage con Merlot y Syrah con una crianza de 6 meses en barricas de roble francés y americano. Color granate intenso. En nariz, media intensidad y aromas acompotados, predomina sobre todo la fruta negra madura; ligeros especiados y vainillados. Boca amplia, golosa, afrutada, poca acidez. Correcto final.  Esta bodega ha sido uno de los descubrimientos de 2013. Muy recomendable.

Blanco Nieva Pie Franco 2011. Verdejo de cepas prefiloxéricas cercanas al centenar de años con escasa producción. Para mi gusto, uno de los mejores verdejos del mercado, eso sí, con un precio en consoncia (~10€) para tratarse de un blanco sin barrica, ni crianza. En copa amarillo pálido con reflejos verdosos, mucha glicerina que se agarra a las paredes de la copa. Nariz de buena intensidad, con toques florales y de fruta blanca. En boca es amplio y complejo, destacan un toque cítrico y otro mineral. No obstante la fruta sigue presente. Final con ligero amargor que invita a otro trago. Un gran verdejo que hay que probar.



Nada más, hasta otro rato. Si probáis estos vinos, disfrutadlos :)

martes, 1 de octubre de 2013

Antídoto 2010

Nota de Cata


Bertrand Sourdais sin lugar a dudas no es tan célebre, al menos todavía, como el insigne Peter Sisseck y otros grandes genios de la uva y de la tierra; pero a mi modesto entender hace cosas igual de interesantes, sino más. Y Antídoto es, siempre desde mi punto de vista, lo más interesante que ha hecho hasta la fecha y por si fuese poco quizá lo más interesante que se esté haciendo ahora mismo en la Ribera del Duero. Así, tal cual suena.

¿Por qué digo esto? Porque la Ribera del Duero, y no es la única zona en la que me pasa, a mí me resulta aburrida. Yo las llamo las denominaciones de los vinos de siete y medio. ¿Por qué siete y medio? Porque es esa nota que separa lo que está bien de lo que empieza a ser verdaderamente notable, no digamos ya sobresaliente.

Por eso cuando encuentras un vino tan reseñable como Antídoto no puedes sino alegrarte, porque rompe con esa enorme y homogénea monotonía, cansina, del siete con cinco que se ha implantado, entre otros lugares, en la Ribera, donde centenares de vinos son, no voy a decir exactamente iguales, pero sí tan parecidos en su estándar roble, crianza y reserva que tras dos copas difícilmente podrías diferenciarlos. No están mal, ni mucho menos, son muy correctos, pero sientes que han perdido, a falta de otra palabra que lo describa mejor, el alma.

Antídoto, valga la redundancia, es el antídoto que cura de la enfermedad de la estandarización, del tedio y del aburrimiento. Un vino elaborado con uva de viñas prefiloxéricas de suelos bien diferenciados en San Esteban de Gormaz (Soria), la región olvidada de la Ribera del Duero y plagada de lo que para otros serían desventajas: viñas muy viejas, suelos arenosos, mayor altitud, terrenos escarpados, clima extremo. Pues bien, de estas supuestas desventajas es de donde Sourdais consigue extraer la singularidad, consigue producir un vino que se diferencia, un vino que sobresale, un vino, a falta de otra palabra que lo describa mejor, con alma.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Casa de la Ermita Blanco 2012

Me descubro ante este vino que ya había catado en bodega, pero quizá, no con toda la atención que requería. Y me da pena, porque es probable que sea un vino que viva eclipsado por sus hermanos tintos, mucho más tradicionales y jumillanos. Sin embargo, este blanco merece su propio rincón, su trocito de protagonismo, bien iluminado, que lo saque de las sombras de sus compañeros de bodega. 

Viognier es la variedad de uva blanca que lo produce. Una variedad redescubierta a partir de las excelentes elaboraciones de la zóna del Ródano, pero que estuvo a punto de desaparecer durante el siglo pasado. Hoy día va ganando adeptos con vinos delicados, elegantes y aromáticos. 

No obstante, no todo son alabanzas, su principales defectos son por un lado, algo secundario para el consumidor, trartase de una uva difícil de cultivar, de poco rendimiento, de maduración tardía y con un mal envejecimiento. Y por otro, y fundamental para el consumidor, la de tener fama de vinos caros por ser una variedad más bien minoritaria y exclusiva. Algo a lo que que tampoco ayuda nada la moda actual de fermentar en barrica los blancos, para lo que la viognier se presta muy bien, dándole aún más su aire de exclusividad, mejorando su envejecimiento e incrementado en consonancia su precio.

Por eso me parece genial lo que ha hecho Casa de la Ermita. Elaborar un vino interesante, pero sin nada innecesario, a un precio más que aceptable de aproximadamente cinco euros la botella. No sé si en este acierto tendrá algo que ver el clima de Jumilla que haga más sencillo el cultivo de la uva, sobre todo en la parte de acelerar su maduración, y por tanto reduzca costes y gastos por problemas en las cosecha. Sin más, vamos al vino.