domingo, 12 de mayo de 2013

Casa de la Ermita Petit Verdot 2007

Nota de Cata


Hoy quiero traer un vino de mi Región. De esa Murcia que si hubiese invertido más en la ciencia que hay tras el vino y menos en ladrillo posiblemente estaría mucho mejor. Quiero hacerlo con uno de los productores más representativos de la provincia y más concretamente de los vinos de Jumilla: Casa de la Ermita. Una bodega fundada en 1999 y que en un tiempo bastante corto se ha proyectado como pocas, obteniendo premios de prestigio y dando a conocer sus vinos tanto en España, como en Europa, EE.UU. y Asia. 

No obstante, en la elección del caldo me váis a disculpar que en vez de irme a un vino con monastrell, la variedad más tradicional y que dejo para otra ocasión, quizá con un Juan Gil 12 meses, opte por su Petit Verdot 2007. Este Petit Verdot fue el primero de los vinos que ha creado su parcela experimental: una plantación en espaldera de 32 cepas foráneas, situada en las laderas de la Sierra del Carche, para determinar lo idóneo de las mismas al microclima del lugar. Siendo además la plantación para explotación de esta cepa bordelesa una de las primeras y no muy numerosas que hay en España.



Dejando a un lado la bodega y yendo al vino podemos decir que este Petit Verdot es el niño mimado del enólogo y algo así como una apuesta personal por hacer algo significativamente diferente a los vinos tradicionales de la Región de Murcia. La elaboración del vino incluye recolecta manual en cajas de 15Kg, maceración en frío, fermentación alcohólica controlada entorno a 29ºC durante 2 semanas y trasvasado a barricas de 225 litros, nuevas, de roble americano (80%) y francés (20%) para fermentación maloláctica y crianza durante 12 meses.

Entrando en materia, a la cata propiamente dicha, tenemos que en copa se nos presenta un vino de una intensidad de color muy alta, un púrpura muy intenso que casi no deja pasar la luz, al agitarlo observaremos una buena lágrima. La nariz es intensa, pero al tiempo agradable, con predominio claro de fruta, ciruelas y moras, con el toque de fondo de la vainilla y el café que aporta el tostado de las maderas; es un vino que se va abriendo  progresivamente al airearlo dejándonos percibir mejor los aromas con el paso del tiempo. Por último, en su paso por boca, sorprende por su untuosidad, que unido a una sabrosa fruta negra y un tanino maduro lo hacen muy agradable de beber. Tiene un final muy largo. 

Para mi gusto esta es una de las pequeñas joyas que han dado los viñedos de estas tierras. Un vino diferente, con capacidad para sorprender y sobre todo para deleitar. Un vino muy agradable de beber pero con la suficiente complejidad, si nos paramos a apreciarla, para que lo mismo te sirva en una cena informal, en una formal o de regalo para un amante de los vinos.

¿Cómo tomarlo? 


Sobre los 17ºC en copa bordelesa.

¿Con qué acompañarlo?


De un solomillo de ternera poco hecho a la plancha.

¿Dónde comprarlo y cuánto me va a doler al bolsillo?


Cuesta sobre 15€ y se consigue fácilmente online.

Valoración

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