domingo, 19 de mayo de 2013

Blue Nun Eiswein 2008

Nota de Cata


Los vinos de hielo, eiswein en alemán, son algo así como la más alta expresión de la viticultura alemana: vinos dulces, delicados y fragantes elaborados siguiendo un proceso lento y laborioso. Que traducidos a palabras llanas y para que nos entendamos viene a significar en resumidas cuentas que son una pijada como hay pocas en el mundo. Y como todas las pijadas, tienen un punto débil de partida: su precio.

Una botella de 50cl de vino de hielo tiene un precio que nunca baja de los 30€, este Blue Nun, concretamente, entorno a los 33€. De ahí, en adelante. Es decir, una cantidad de dinero considerable que situa este tipo de vino al mismo nivel que los Tokaji o los Sauternes, es decir entre los vinos dulces caretes. Pero claro, en España de vinos dulces algo entedemos. Y tanto en el Sur, como en el Levante, producimos vinos dulces de una excelentísima factura, quizá algunos menos conocidos, pero por con precios bastante más contenidos, lo que hace que valorar esta delicatessen alemana tenga que pasar obligatoriamente por confrontarla en calidad y precio con lo que nuestras viñas patrias dan.


Hecha esta disquisición, que para mi es muy importante, podemos entrar en materia. ¿Qué diablos es un vino de hielo? Pues básicamente un vino de hielo es otra de esas carambolas de la viticultura. El resultado de un error o de un descuido. Los primeros vinos de hielo aparecieron allá por el S.XVIII cuando las uvas se congelaron en las vides por una causa todavía no muy clara, unos dicen que porque el señor que avisaba de las primeras heladas cayó enfermo, otros porque ese año las heladas se adelantaron. Tras vendimiarlas descubrieron que el mosto resultante tras la congelación tenía una cantidad muy elevada de azúcares.

Parece ser que desde el S.XVIII hasta mediados del S.XX la producción de este tipo de vino fue bastante anecdótica por diversos y muy variados motivos: esperar a las heladas expone a la planta a más enfermedades, las condiciones climatológicas pueden hacer que se pierda la cosecha esperando la helada, etc. Sin embargo, desde mediados del S.XX amparado por la ley del vino alemana, en la que se definían las condiciones para producir los eiswein, parece que tomaron nuevo impulso. 

El proceso para conseguir estos vinos, como adelantaba al principio es laborioso. Si una vendimia normal se realiza por muy tardía a finales de octubre, principios de noviembre, en el caso de los vinos de hielo hablariamos de vendimias que se realizan entre diciembre y enero. Para conseguir que efectivamente la totalidad de la uva haya quedado congelada y que por tanto la concentración de azúcares sea máxima. Además, son vendimias que se realizan de noche y con prensado en la propia plantación, debido a que la ley del vino alemana exige que el prensado se realice a temperaturas de -7ºC. Por si fuese poco, el propio prensado aumenta la temperatura del vino, ante la fricción del hielo, por lo que la cantidad de uva a prensar en una misma noche puede verse reducida drásticamente, alargándose la vendimia incluso hasta febrero. Por si fuese poco, una vez obtenido el mosto, la fermentación no se realiza como con otro tipo de vinos en unas pocas semanas. La fermentación de los vinos de hielo dura meses y se realiza con unas levaduras muy específicas que soportan adecuadamente la alta cantidad de ácidos y azúcares que el mosto de hielo posee. 

Es este delicado proceso el que provoca el sobrecoste de este tipo de vinos. Debido a que a parte de los posibles fracasos, la congelación resta una importante cantidad de peso a la uva. Cada grado de congelación quita entorno a un 4% de agua. Cantidad de agua perdida a sumar al que provoca la sobremaduración en la cepa esperando las heladas. En definitiva un vino que provoca una muy baja producción y que luego requiere un tratamiento laborioso de fermentación, que en vez de durar semanas se alarga por meses. 

Por comparación el clima del sur de España, mucho más cálido que el alemán, hace muchísimo más sencillo el proceso de crear vinos dulces. La simple sobremaduración de la uva hasta finales de Octubre garantiza en muchas zonas de Alicante, Murcia o Málaga una concentración de azúcares elevadísima y suficiente para fabricar vinos dulces exquisitos a unos costes mucho más moderados.

Bien, ya hemos explicado cómo se hace y porqué diablos es caro. Supongo que la gran pregunta es ... ¿y merece la pena? Vamos a intentar responderlo de la forma más objetiva posible.

Yendo a la cata propiamente dicha, podemos decir que es un vino verdaderamente agradable de beber. En copa este vino tiene un color dorado intenso, brillante y limpio. Desprende aromas de intensidad media muy delicado y con mucha presencia de flores blancas. En boca es suave y untuoso, con una muy buena acidez que le aporta la uva Riesling de la que nace, produciendo un vino equlibrado y que no se hace pesado en ningún momento, pese a ser un vino dulce con unos nada desdeñables ~160gr de azúcar por litro. Sabor frutal: fruta madura, manzanas y un ligero toque cítrico al final que por cierto se sostiene en el tiempo.

Finalizada la cata la sensación que persiste es muy buena, sin embargo es difícil obviar lo que decíamos al principio: el precio. Y es que en España tenemos múltiples y variadas referencias de vinos dulces que pueden satisfacer todo tipo de paladares y sobre todo bolsillos: los moscatel añejos de Málaga y los PX de Montilla, los monastrell dulces de Jumilla y de Yecla, los moscatel de Alicante ... y yendo a extremos más selectos los fondillones de Alicante o los PX de más de 30 años.

Ante este panorama de dulzor patrio, debo decir que es donde este eiswein alemán, y otros muchos grandes vinos dulces internacionales, desmerecen. Porque igual que en su día alabé la simpleza y buen hacer de los alemanes en los vinos llamémoslos entry-level: vinos de 6€ fáciles y agradables de beber (rieslings, dornfelders, ...) en este escenario, el de los dulces, España tiene mucho que decir en el mundo. 

En definitiva: un vino que bien puede estar probar una vez en la vida, pero dudo mucho que disponiendo del arsenal de dulces que dispone nuestro país tengamos algún motivo para tenerlo en la bodega.
     

¿Cómo tomarlo? 


Un error común es enfriar este vino excesivamente. Su temperatura óptima es ligeramente fresco, entorno a 12º, para que se puedan apreciar aromas. Y por favor, no seáis tan catetos de echarle hielo, como he visto hacer en algunos lugares.

¿Con qué acompañarlo?


De nada. Para mi este es un vino de sobremesa.

¿Dónde comprarlo y cuánto me va a doler al bolsillo?


Cuesta sobre 32€ y se consigue online.

Valoración

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