Nota de cata

Pero, dejando a un lado el contexto y centrándonos en el vino, tenemos un 100% tempranillo vendimiado a a principios de octubre con selección de los mejores racimos. Prefermentación en frío y 22 días de fermentación controlada, sin adición de levaduras. Fermentación maloláctica durante 24 días a temperatura de 20ºC y paso directo a barricas de roble nuevo francés, donde permanece durante 5 meses. Por último se le da una filtración ligera antes de embotellarlo.
En copa tenemos un vino color rojo picota brillante, de capa media-alta y lágrima fina. En nariz da aromas primarios a ciruelas y vainilla sobre un fondo con recuerdo láctico. En boca es frutal, ligero, sencillo y agradable de beber. Buena acidez y poca tanicidad. En general, un vino muy correcto, sin grandes alardes, pero diseñado para que agrade al mayor número de narices y paladares.
Después de la cata este vino me causa sentimientos encontrados. La primera vez que lo probé estaba en casa de un buen amigo y gran amante del vino y, si la memoria no me falla, fue la añada 2004 con una botella pagada a poco menos de 7€. Me sorprendió gratamente: buen trabajo, a precio que, sin ser barato, no escandalizaba. Pensé que era un vino pensado para agradar al que lo bebe. Hoy día a 10€ la botella, me sigue pareciendo el mismo buen trabajo, pero a un precio que difícilmente se me hace justificado pagar.
Referencias igual de agradables de beber me vienen a la cabeza a precio más contenido (~7€): Vizcarra Senda del Oro, un claro candidato a ser el próximo trending, o un, no por manido, menos efectivo, Protos Roble. Incluso, si queremos Ribera a precio de Jumilla, bien aireado y dectantado un Carramimbre Roble nos puede salir por algo menos de 6€.
Entonces, ¿cuándo elegir este vino? Sinceramente, sólo lo elegiría por dos motivos: nostalgia de tiempos pasados o necesidad de agradar a un invitado que sepamos siente predilección por los Capellanes.
En copa tenemos un vino color rojo picota brillante, de capa media-alta y lágrima fina. En nariz da aromas primarios a ciruelas y vainilla sobre un fondo con recuerdo láctico. En boca es frutal, ligero, sencillo y agradable de beber. Buena acidez y poca tanicidad. En general, un vino muy correcto, sin grandes alardes, pero diseñado para que agrade al mayor número de narices y paladares.
Después de la cata este vino me causa sentimientos encontrados. La primera vez que lo probé estaba en casa de un buen amigo y gran amante del vino y, si la memoria no me falla, fue la añada 2004 con una botella pagada a poco menos de 7€. Me sorprendió gratamente: buen trabajo, a precio que, sin ser barato, no escandalizaba. Pensé que era un vino pensado para agradar al que lo bebe. Hoy día a 10€ la botella, me sigue pareciendo el mismo buen trabajo, pero a un precio que difícilmente se me hace justificado pagar.
Referencias igual de agradables de beber me vienen a la cabeza a precio más contenido (~7€): Vizcarra Senda del Oro, un claro candidato a ser el próximo trending, o un, no por manido, menos efectivo, Protos Roble. Incluso, si queremos Ribera a precio de Jumilla, bien aireado y dectantado un Carramimbre Roble nos puede salir por algo menos de 6€.
Entonces, ¿cuándo elegir este vino? Sinceramente, sólo lo elegiría por dos motivos: nostalgia de tiempos pasados o necesidad de agradar a un invitado que sepamos siente predilección por los Capellanes.
¿Cómo tomarlo?
Sobre los 16ºC e idealmente en una copa bordelesa.
¿Con qué acompañarlo?
De un pollo relleno de manzana, ciruelas y nueces.
¿Dónde comprarlo y cuánto me va a doler el bolsillo?
No es muy común tropezar con él en hipermercados y grandes superficies. Online se mueve en poco menos de 10€.
Valoración





No hay comentarios:
Publicar un comentario